Uno de los momentos de mayor entropía en los talleres de producción de Madrid Escucha se produjo al comienzo de la segunda semana de trabajo.
Una mano cogió el micrófono del auditorio, pulsó el on y con voz metálica comunicó a los grupos de trabajo que debían ir pensando cuál sería el “prototipo” que presentarían el último día del taller como resultado de esta experiencia de desarrollo colaborativo de proyectos entre ciudadanos y empleados municipales.
La sala se quedó helada. A contraluz. Los talleristas parecían posar para una escena de “mannequin challenge”. Sólo sus reflexiones internas se materializaron en sonido:
Sobre la mesa de Escuela de Ciudad se oían estas palabras; “ Joder, me había aprendido hackeo y troleo para acudir a Medialab, pero con el protoeste me han roto”;
En la mesa de la Fiesta del árbol se evapotranspiraban estas otras; “ esta gente no para de inventarse movidas chungas, yo ya ni me acuerdo de las propiedades de la ameba”;
Del equipo de mediación y coordinación de Madrid Escucha salió una burbuja como la que aparece en los comics cuando hablan los personajes :
– “ Imagínate que nos piden resumir en un post qué ha pasado en los talleres, nuestras impresiones”
– “ Bufff”.
– Grrrr!
Aceptamos el reto. Construir nuestro relato. Vital en Medialab. Y para empatizar con los talleristas prototiparíamos nuestras impresiones escogiendo un grupo de trabajo que reflejase el espíritu de Madrid Escucha.
“Tómate un descanso” fue el elegido: Paloma, técnica del departamento de Patrimonio y paisaje del Ayuntamiento de Madrid presentó su proyecto de construcción de banco abatible adosado a las paredes de las calles de aquellos distritos de rúas estrechas, empinadas, para servir de descanso a personas mayores, personas embarazadas o cualquier otro transeúnte que necesite un alto en el camino por fatiga.
Estrella, arquitecta y hedonista del trabajo en equipo, y Alberto, experto en manejo de herramientas manuales y diseño de software libre, fueron los colaboradores que se apuntaron a desarrollar y enriquecer la idea de Paloma.
Si uno de los objetivos de esta convocatoria era acercar la distancia entre administración y ciudadanía trabajando en equipo, este grupo de trabajo superó las expectativas.
Hicieron tan buenas migas que no dudaron, como mochileros veinteañeros, en viajar juntos a Fuenlabrada para construir su prototipo de mesa abatible ante la imposibilidad de materiarizarlo en el laboratorio de impresión 3D de Medialab por un fallo nuestro en la coordinación con el Fablab.
Dibujaron, diseñaron, lijaron, montaron piezas, rellenaron encuestas, atendieron a entrevistas, montaron su presentación, siempre desde el buen ambiente, el humor y un toque de acidez necesario para desengrasar las ideas.
Si dentro de unos meses os encontráis por las calles de Madrid con un banco adosado a la pared desplegarlo, tomaros un descanso y unos segundos para escuchar.