La «utopía» de Madrid Escucha se transformó en la suma de muchas utopías concretas

Roberta Di Nanni, mentora en los talleres de producción comparte su reflexión final sobre su experiencia en Madrid Escucha:

«La utopía casi siempre se vincula a algo abstracto, en general a “algo precioso pero imposible”. Sin embargo, si nos referimos a ella como expresión de la voluntad (y no como una dimensión de la esperanza), ahí es cuando la utopía se transforma en una herramienta de trabajo que nos sirve para explorar de forma sistemática todas las posibilidades concretas.

Utopías concretas, que a partir de un análisis crítico de la sociedad actúan para la creación de nuevos posibles estilos de vida y nuevos modelos de comunidad.

En Madrid habrá azoteas de colegios transformadas en aulas medioambientales y espacios públicos de sus alrededores diseñados junto con las comunidades educativas. Habrá espacios de crianza compartida y escuelas de bici a nivel de barrio. Se podrán utilizar las calles para hacer fiestas de bajo impacto, será posible cuidar los alcorques de nuestras calles, festejar el día del árbol o recuperar la madera noble para que no vaya a los vertederos. Y habrá bancos abatibles en las calles estrechas para que las personas mayores puedan descansar subiendo una cuesta. Esta no es la ciudad ideal del Renacimiento, sino la que se estuvo trabajando durante tres intensas semanas de taller en Medialab-Prado.

He estado como mentora en Madrid Escucha y lo que al principio parecía una utopía se ha convertido en muchas utopías concretas, en proyectos realmente capaces de transformar la realidad. En las mesas de trabajo los pasos dados han sido muy heterogéneos. Proyectos muy ambiciosos han podido ordenar y precisar sus objetivos. En torno a algunos de ellos se han creado nuevas sinergias y nuevos colectivos de acción; en otros casos se han realizado prototipos muy detallados y en otros se han tejido redes con otras políticas de transformación urbana.

Desde el principio he interpretado Madrid Escucha como un proceso de interacción entre actores y no como un proceso de asimilación de los actores informales en la esfera del gobierno. Un espacio donde hacer emerger los posibles conflictos y eventualmente negociar las diferencias. A posteriori puedo decir que Madrid Escucha ha sido un espacio experimental donde se han abierto nuevos canales de comunicación entre los proyectos y las instituciones, que han podido conocer y reconocer la densidad de grupos y colectividades que cada día construyen ciudad.

Cada grupo seguramente se habrá llevado a casa algo muy diferente de lo que imaginaba antes de empezar y, aunque a la mayoría le parecerá que todavía queda mucho por recorrer, lo más duro ya está encaminado, ya que todos los proyectos han podido poner a prueba sus ideas en un contexto real, tanto técnico como normativo.

¡Buen trabajo a todos!»